13 noviembre 2007

Un cádaver para la compañía

Entre delirios, suspiros, pesares y dolores, dimos vida a un muerto poético. He aquí su rostro:
Cuerpos de otoño
La noche como eco,
tu sonrisa enmarca la sombra del visitante
mientras las hojas, el campanario y eso,
que permanece quieto, enmudece,
la picaresca brisa juega con tus cabellos
para trenzarlos entre mis dedos
y sé que respiro, del aroma exorbitante,
esa piel como nudo entre mis cejas,
sé que te respiro...
que penetras mis ojos
y te escapas por mi boca...
Pero luego desfallece, la esbelta sombra tu morada,
y mi jardín, cual oasis seco, primitivo, fútil, veloz, sin retorno
Las llamas donde ha de consumirse el presente,
la tortura de tenernos, de perdernos,
mientras dure la palabra
y sepamos refugiar,
aquellas dosis del esperado (re)nacimiento
He de pulir nuestras voces,
abrir el ojo, vespertinado encuentro,
abrazarnos tras la brisa,
permanecer en silencio,
dilapidar a gritos el acantilado,
la marea,
ahogarme en tu profundidad,
retirar las hojas de tu cuerpo,
arrastrarte conmigo,
devolverte al Olimpo,
cerrar tu ojo,
dormitar en la partida,
devorar al fin, esa tarde, maravillados espectros,
unos labios que se chocan,
beben el polen de este matiz,
tu calor,
mi vida
autores: PG y GS

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