26 diciembre 2008

Despidiendo el 2008

Una “sencillita” para irnos desprendiendo del año y otros apegos…

21 diciembre 2008

Borrador …

Este post sólo durará un par de días ya que como su nombre lo indica es sólo eso: un borrador, un grito deforme que lleva consigo demonios propios y ajenos. Quizá alguien lo haga suyo ya que a final de cuentas nuestras historias son las mismas: un artículo caduco y elaborado en serie como producción del miedo (a lo que sea).
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Yo soy la don nadie; corrección: la doña nadie, soy aquella a quien el padre le negó el apellido, la que no tiene trabajo, sólo deudas; la que se compró un título nobiliario y ahora lo utiliza como papel sanitario. A quien llamaste puta, regalada, entregada, fácil y amargada, y lo peor es que llegué a creerlo. Soy la que no tiene sueldo fijo, la que para ti es señal de fracaso en su máxima expresión, quien se comió solo las verdes, la inmadura, la oveja negra.
Soy aquella que jamás fue popular en el colegio, la que se pasaba sola en los pasillos, la gorda, la fea, la flaca boba, la loca. Soy quien tu jamás quisiste que fueras, la diferente. La que pensaba por sí misma, la que leía, la que quería crecer para no ser como tu. Soy la madre soltera, la que perdiste la cuenta cuántas veces metió la pata, la que señalas con el dedo para reprobar, la que muchas veces hacía las cosas sólo con tal de que tener tu aprobación… para perderme en el camino.
No eres más que yo, ni tú, ni nadie, ni las leyes, ni las normas, ni la sociedad…. Me importa un bledo el qué dirán, lo que tu y toda tu especie piense. Acabé por moverme más por miedo que por mis piernas. Perdí sueños, vida, nostalgias. Queriendo ser alguien que no era.. y lloré.. y fracasé… y lo seguiré haciendo muchas veces, seguiré metiendo la pata, siendo una fracasada, una bruta, una doña nadie porque al final de cuentas sé que he vivido, y que en cada error que en cada tropiezo me encontré y aprendí a amarme como tu jamás lo harás.

18 diciembre 2008

Manual para Salvar el Odio

Cuando ella o él te dejen, no perdones, niégate a comprenderlo. Cultiva bien tu odio, nunca seas generoso en palabras o en olvido. Cuando ella o él te dejen, nunca digas adiós, o qué vamos a hacerle. Maldice cada letra de su nombre. Y júrale odio eterno mirándole a los ojos. Cuando ella o él te dejen, nunca creas ni justificaciones ni promesas y busca las palabras más hirientes, el insulto más infame que conozcas. Cuando ella o él te dejen, nunca juegues a ser Rick perdido en Casablanca. Provoca llanto, dolor, remordimientos y que el adiós te corte igual que una cuchilla. Porque cuando ella o él te dejan, habrá alguien tarde o temprano esperando en otra esquina y volverán a gozar en otros brazos y dirán "te amo". Y "ven, dámelo todo". Y olvidarán. ¿Para qué, entonces, mentir? Que ella o él se lleven -aunque dure bien poco- nuestro odio igual que una bandera. Para siempre
Felipe Benítez Reyes

14 diciembre 2008

Inaugurando puertos y cuerpos…

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Todo reencuentro, avance o reedición (también conocido como “refrito”) nos anuncia que en la próxima esquina nos cruzaremos con un conocido y, desgraciadamente, con la rutina; tal encuetro da paso a ese mal sabor de boca que nos dice que la novedad no es otra cosa que un disfrute pasajero. El tiempo y la seguridad nos lleva a suponer que “no hay nada nuevo bajo el sol”; mas en nuestro contexto, donde una imagen vale más que mil palabras y donde el usuario tiene poco tiempo para no ahogarse con el caudal de información que por este medio encontramos, volver a empezar no es retroceder sino un avance tremendo.

He de aclarar, que esta renovación de imagen obedece más a un decisión personal que a la obligación de gustar a quienes me leen. No piensen que soy engreída, sólo, digamos, que cumplo con la premisa de autosatisfacción que hasta ahora ustedes conocen.

Escribir no es un ejercicio fácil. Primero que nada, no ha de ser considerado un ejercicio ya que escribir por encima de todo es un arte. Arte al cual por cierto, la admiración me ha conducido a respetar hasta los límites del miedo. Para quienes deseamos hacer de este arte un medio y un fin, escribir supone horas de negligencia y bolitas de papel en algún rincón de la habitación. Que si el estilo, que si el mensaje está bien planteado, que nuestra intención es clara, que si la historia, que si los personajes, etc… nadie te dijo que fuera fácil y nadie te advirtió que esta profesión no es para mediocres. A menos de que seas un genio superdotado, y todos sabemos que son de edición limitada, escribir es un acto de disciplina y mucha pero mucha, transpiración. Aquí la genialidad no nace, aquí se hace.

Pero, a pesar de las horas de angustia y frustración, de pensar que eres una mierda con tu sintaxis y tu redacción, hay quienes osan decir que escribir es sencillo. ¡Muéranse todos!. Escribir jamás se me ha hecho fácil, ni siquiera un título. Las ansias de la pluma sólo pueden ser saciadas con sangre, mejor dicho, con tinta, así que nadie vuelva a decirme que es sencillo, ya que una cosa es lo que pienso y otra lo que escribo.

Por ello, calmadamente, declaro que este viaje vuelve a comenzar y acá las vísceras pienso dejar.

12 septiembre 2008

El otro yo del doctor Merengue

O el otro lado de la luna
tu decides...
http://elbolsodeemma.blogspot.com/

09 septiembre 2008

Oferta

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Nuestros precios no incluyen cerebros ni corazones vacíos.
Ciertas condiciones no serán aplicadas.

24 agosto 2008

Sireno


Y la sangre zurció el ancho río de una existencia perdida, llenando el semen-terio con héroes de latón...

14 agosto 2008

¡Ay!

Al límite del desespero me pregunto: ¿en qué o en dónde puede trabajar una chama de 26 años, con dos meses para el grado de Comunicadora Social, que lee cuanto se le para al frente, que dice escribir medianamente bien, que adora el arte y el erotismo, media hedonista, egoista, soñadora... Que llegó a una ciudad que medianamente conoce y que necesita irremediablemente VIVIR!!!!! uff... espero no naufragar, pero aún más, espero aprender de mis equivocaciones (por no decir, espero no equivocarme)... pero bueno... así es la vida. Pa'lante es pa'llá...

31 julio 2008

Hagamos un Pacto...

No esperes de mi lo que no puedo darte,

no me pidas el sol ni el horizonte,

no me pidas la luna ni una pequeña estrella

no confíes demasiado en algunas de mis palabras

no siempre digo todo lo que pienso

ni pienso lo que digo,

no sueñes un mañana junto a mi tomados de la mano,

mañana tal vez no existirá el mañana,

no quieras arreglar tu vida contando con mi ayuda

necesito todas mis fuerzas para arreglar mi vida

no me tendrás a tu lado cuando te sientas sola,

yo me he sentido solo y no es el fin del mundo.

No quiero verte triste

apenas soporto mi tristeza

no me digas quién eres ni cómo eres,

no quiero conocerte

todavía sé muy poco de mi y eso me preocupa.

Hagamos un pacto,

un pacto de caballeros a pesar que eres la mas linda de las mujeres.

Cuando estamos juntos no me preguntes nada

y yo no te daré ninguna respuesta que pueda lastimarte,

no me hables del futuro,

no mencione proyectos

mi único plan es amarte cada vez que quiero,

cada vez que quieres,

cada vez que podamos,

no importa cómo,

no importa dónde,

no importa la razón,

no siempre hay una razón para cada cosa.

Antes de amarnos no hay nada que nos una,

después de amarnos, tampoco,

así de simple.

Lo único que quiero de ti

es que me ames

con toda la profundidad del mar

con todo el vuelo de los pájaros

con toda la sensualidad de la vida,

no quiero otra cosa

ni creo que me puedas dar otra cosa

si estas de acuerdo seguimos adelante

y no me pidas lo que no puedo darte.

Si estas de acuerdo seguimos adelante

y no me pidas lo que no puedo darte.

El Pacto

Gian Franco Pagliaro

29 julio 2008

...


“ El que se enamora, no lo nota,
pero poco a poco se vuelve idiota…"

Anónimo

22 julio 2008

Del amor y las malas costumbres

II PARTE

Amar es un sentimiento manoseado —y no con ternura— por el execrable dogma de los que creen saber qué es amar. Este sentimiento es tan anhelado que algunos rezan a Dios (yo personalmente prefiero hacerlo a Hécate o al Diablo) para que los ilumine con la dicha de su presencia, y así, de una vez por todas, darle sentido a su aburrida vida. Pareciera que más que un sentimiento, amar es uno de los tantos requisitos del programado ciclo vital, donde debemos crecer, ser exitosos, formar una familia, reproducirnos y morir, seguros de que con esto nuestra misión está cumplida. Como si amar y que te amen fuera tan fácil. Aunque no descarto que tales sucesos puedan ocurrir, ciertos hechos, casi científicamente observados, me dicen que una vida con tal recato y virtud es de muy improbable realización. Delirios de un loco antropófago que cree que la moral y las buenas costumbres son palabra común. Así que, mi ofuscado y mal llamdo amante te digo que en la realidad ocurre todo lo contrario, el amor puede ser todo menos una buena o sana costumbre.

Muy personalmente considero que el desconocimiento del amor ha de comenzar con la mala utilización de conceptos, iniciada en la creencia de que este es “una fuente de inagotable aceite”, que jamás habrá de faltar en nuestras vidas, que perdurará “hasta que la muerte nos separe”. Anticipadamente, debo aclarar que acá no hablamos del amor filial[1], el de los amigos o del sentimiento que aparece cuando tu mascota responde a una caricia. Nuestro amor es el más descarnado, el mismo que te sacude el alma —si es que tenemos una— porque ella no es lo suficientemente grande para entenderlo, el amor que en vez de amante nos debería colgar el título de masoquistas, verdugos o idiotas; en pocas palabras, el amor de los cuerpos y las pasiones (las más bajas y las más elevadas).

Nuestro principal problema es que esperamos demasiado del amor, y de quienes vienen con él. Suponemos que hay que hacer muy poco para merecerlo. Esperamos que quien nos ame nos conocerá mejor que nosotros mismos, nos pertenecerá y nosotros a él. No existirá lugar para los secretos. Sin darnos cuenta pasamos de pronombres personales a pronombres posesivos y creemos que la gloria será fundirnos con el otro hasta perder la identidad. Gravísimo error. ¿Si no nos conocemos, cómo pretendemos que otro desgraciado mortal lo haga? El amor es un sentimiento, que ha de ser gozado antes de ser entendido, supremamente egoísta y manipulador. En él no hay espacio para princesas encantadas ni príncipes azules sin defectos. Los que participan en este juego somos antes que nada humanos, llenos de dogmas, creencias y supuestos, quienes en cuestiones sentimentales utilizamos el instinto más que la razón.

¿Cómo confiar en algo que nace del riesgoso acto de la pasión?

El que ama ha de entender que amar es un riesgo porque nuestra carne queda expuesta y vulnerada cuando se entrega a otro. Pero quien sabe amar camina gozoso al cadalso. Sabe de la gloria que se adquiere en el dolor, el mismo que habrá de abandonarse cuando ya no ofrece lección o conocimiento alguno. No espera nada, sólo ama.

Y se ama con cada parte de tu ser. El amor incluye piel, sexo y comprensión. Ni más ni menos. Se entrega todo y se pierde todo. Es por ello que planteo que éste habrá de nacer del egoísmo (es el concepto más cercano que he encontrado y el de más fácil entendimiento mas eso no quiere decir que sea el ideal, pero como somos humanos no hay de otra…) más exacerbado y radical que pueda existir. No concebido en un concepto de ingratitud sino del estado necesario para entenderlo en su gran envergadura. El amor nace en el quererse a sí mismo, en la no dependencia existencial, sentimental y racional en el otro. Seamos egoístas sentimentales. Cuando aprendemos que primero debemos purificar el sentimiento en el egoísmo y la individualidad, amándonos primero a nosotros, seremos aptos para amar a otro humano ser. Cuando esto ocurra, dejaremos de darle nombre o títulos nobiliarios al amor. Lo llamaremos por nuestro nombre, transcendiendo y dejando, que en vez de llevarnos a un superfluo estado de felicidad, no acerque a un estado de completa paz. Donde no se espera nada, ni de él ni del otro. Sin odios, ni temores, ni tiempo, sólo amando… difícil empresa pero no imposible.


[1] No me interesa hablar del amor matrimonial porque considero que éste, como institución legal que es, debe manejarse como un negocio cualquiera. En él, antes de utilizar el corazón deberíamos utilizar la cabeza. Buscar el “socio” adecuado, jamás el amado, el que ofrezca mayor porcentaje de seguridad y efectividad, para así, evitar pérdidas de tiempo y dinero. Por supuesto, como en todo negocio, el riesgo estará siempre latente y el éxito no está del todo garantizado.

13 junio 2008

Del amor y las malas costumbres

I PARTE

Amar es el acto generoso de los cuerpos que se unen entre un aparente arrebato con la gloria. Según dicen , al amor le debemos la existencia humana porque, aparentemente, en él confluyen ciertos elementos que determinaron la multiplicación de la especie. Se upone que porr amor que nacimos, que por él el hombre elevó su rango vital para trascender en la vida; pero, es más seguro que tu nacimiento se debió a la costumbre, o a la necesidad, que como consecuencia del sentimiento que se ha transformado en la mayor excusa para escritores, poetas, guionistas de teleculebrones, cantantes de pop y demás incrédulos que osan hablar en su nombre.

Amar es la facultad próxima para acabar con tu ser. Amar es un acto de riesgo, de sacrificio, auto-mutilación; un evento que está más cercano a la muerte que a la vida.

Los riesgos del amor asaltan el camino a una supuesta gloria, porque se encuentra al otro lado de puentes ajenos: los cuerpos de otros. Cuando tu existencia depende de tu semejante gestas un penoso retroceso de tu humanidad. Y sí, sólo puede ser pena y dolor el hecho de que tu presencia se dibuja en el encuentro con el otro. La individualidad no existe en el amor, porque este en sí mismo, cual hoguera de expiación, condena al ser. Este es el riesgo del amante: olvidarse, desaparecer, dejar de existir y transformarse en otra célula del cuerpo que será receptáculo de sus más variadas pasiones.

Amando se mata al amante. Aparece el monstruo verde de los celos, la ira, la posesión, la lujuria, la locura. El amante es perverso porque pervierte el cuerpo del otro cuando lo trasnforma en objeto. Amar te duele dentro, porque su reino es el de las entrañas, donde reside nuestra animalidad más profunda.

Y a pesar de todo, nos gusta amar.

(continuará...)

02 junio 2008

Êléktra 4



Robert John Downey, Jr.

4 de abril de 1965

 


29 mayo 2008

Premio WebBlog 2008

Desde Palabras y Escombros ha llegado este reconocimiento que viaja de blog en blog. Lo curioso es que si le sigues la pista volviendo entre sus pasos, de link en link, no sólo encontrarás un post común, donde orgullosamente se muestra este premio, sino muchos blogs de interesante contenido. Los invito a que lo hagan, así sea tomando una sola ruta, les aseguró que será un interesante viaje. Y , si aún tienen ganas de viajar acá les dejo mi propio recorrido. Los blogs que para mi son Brillantes por la dedicación de su autor:
Ahora, a quienes les llega el premio deben:
INSTRUCCIONES • Al recibir el premio, se ha de escribir un post mostrando el premio y se ha de citar el nombre del blog o web que te lo regala y enlazarlo al post de ese blog o web que te nombra ganador. • Elegir un mínimo de siete blogs (pueden ser más) que creas que brillan por su temática y/o su diseño. Escribir sus nombres y los enlaces a ellos. • Avisarles de que han sido premiados con el premio “Brillante Weblog”. *Opcional. Exhibir el premio con orgullo en tu blog haciendo enlace al post que tú escribes sobre él.

Ahí les dejo tarea para la casa...

26 mayo 2008

Blog de Notas



" La tía Daniela se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes:
como una idiota..."
Angeles Mastretta "Mujeres de ojos grandes. p. 197"

18 mayo 2008

Êléktra 3

David Bowie

Londres, 8 de Enero de 1947
(MySex-symbol desde que tenía cuatro años cuando al salir del cine repetía una y otra vez que Sara se debió quedar con él y abandonar a su fastidioso harmano)


 

16 mayo 2008

Decálogo del Erotismo.


1.- Quiero sumergirme en un lago contigo y sentir cómo el agua juega con nuestros cuerpos.
 
2.- Quiero después secarte con la luz del sol, mientras froto tu piel brillante y palpo cada resquicio, que quieres hurtarme.

3.- Te habrás cansado de robar con cautela y ya no quieres ser ladrona de tu cuerpo. Allí llegaré y secuestraré tu figura en robo franco y sin espera.

4.- Tengo el deseo, tengo la fuerza y un desvarío indetenible.

5.- Mis armas se han multiplicado: tengo las ansias, tengo la urente ortiga que arderá en tus entrañas. 

6.- Y palpo tu cuerpo exánime, a mi disposición, y lo toco y siento los poros abiertos, dilatados los sentidos, abrasados de locura. La ceremonia no ha concluido. Vendrá luego la entrega definitiva.

7.- Despiertas en embeleso y robo entonces tu libertad para ponerme a tu antojo, ponerme yo a tu antojo. Ya no eres libre.

8.- Te fatigas de recorrer mi cuerpo con tu cuerpo, estás ahora abierta al fuego, con los dedos adoloridos y púrpura en tus mejillas. Soy dueño.

9.- Me pides que entre, que toque, que huela, que llore. Y yo convengo.  

10- Somos esclavos y es ahora un solo sexo que nos funde en la carne y los humores y en la imaginación, divina fatalidad cumplida. Y se nos va la palabra y nos quedan los gemidos. Tu mirada y la mía no nos pertenecen, no somos nosotros mismos. En los dedos juegan hilos de la virgen, y los ojos se empañan de bruma, y en la boca queda un suave ardor de labios rotos.  

Alejo Urdaneta Octubre de 2007

13 mayo 2008

Ejercitando los Adjetivos.

Meditando concienzudamente, o por lo menos eso creo, he llegado a la conclusión que hombres y mujeres caemos en ridículos, pero muy frecuentes, lugares comunes en cuanto a sentimientos se trata. Si uno se queja de nuestra indiferencia o exigencias, nosotras respondemos con una natural incapacidad cognitiva para entender la incertidumbre e insensatez de esa estúpida manía de no ser capaces de dar correspondencia al cuerpo y a los sentimientos (nótese mi frecuente adjetivación, síntoma de que las palabras son insuficientes para la razón) acompañados de la creencia de que amar es sinónimo de compromiso (hasta aquí he hablado por mi así que no tiene carácter ni científico ni lógico).
Existen reclamos que se hacen constantes entre hombres y mujeres. Ellos nos critican nuestra inseguridad y egoísmo; nosotras todo aquello que les hace falta para ser perfectos, incluyendo comprensión. Al parecer respondemos a ciertos supuestos y patrones instaurados, especialmente las mujeres, y señores no les hablo cual feminista, postmoderna, frígida y herida, ni siquiera creo en eso que somos de Marte o de Venus; simplemente, somos humanos, seres individuales, de fácil manejo pero complicada comprensión; pretender conocernos por completo sería como esperar el apareamiento de un panda fuera de temporada.
Por encima de esa utópica comprensión está el respeto, la comunicación y el conocimiento. Conocer, necesariamente no tiene que ser comprender, lo valioso está en respetar, delimitando nuestras diferencias y no tratar de cambiarlas. Cuanta aflicción me dan aquellas mujeres que creen que el matrimonio les hará el “milagrito” de que su novio cambie. ¿Es acaso muy difícil el disfrute sin egoísmos ni posesiones? ¿Sin esperar que el otro llene nuestras expectativas y nos haga feliz? ¡OK! lo acepto, eso es muy improbable pero no imposible.
En fin, me declaro incompetente para entenderte; además, no pretendo acceder a ningún esfuerzo sobrehumano para hacerlo, te respeto y ya… total, ¿cómo pretender conocer a otro cuando no te conoces a ti mismo? Y ¡ojo! Esto no es egoísmo, sutilmente, te respondo que esta es una humilde declaración de un minimalismo intelectual posreclamo de media tarde.

12 mayo 2008

Los Amorosos


 
LOS AMOROSOS
Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos, entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben. Siempre se están yendo, siempre, hacia alguna parte. Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar. El amor es la prórroga perpetua, siempre el paso siguiente, el otro, el otro. Los amorosos son los insaciables, los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento. Tienen serpientes en lugar de brazos. Las venas del cuello se les hinchan también como serpientes para asfixiarlos. Los amorosos no pueden dormir porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la obscuridad abren los ojos y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos, a cazar fantasmas. Se ríen de las gentes que lo saben todo, de las que aman a perpetuidad, verídicamente, de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua, a tatuar el humo, a no irse. Juegan el largo, el triste juego del amor. Nadie ha de resignarse. Dicen que nadie ha de resignarse. Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla, la muerte les fermenta detrás de los ojos, y ellos caminan, lloran hasta la madrugada en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida, a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas, a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción no aprendida. Y se van llorando, llorando la hermosa vida.

10 mayo 2008

Reverón...

Los últimos tres años de mi vida el nombre de Armando Julio Reverón Travieso ha rondado cada rincón de mi universo. Sé que es incomparable con los cinco años que pasó Juan Carlos Palenzuela investigando la obra de este artista nacional, trabajo recopilado en su última obra "Reverón: la mirada lúcida"; pero es que Reverón parece que se te mete en la psiquis, he llegado a soñar con él, sueño donde me dice que ya no más, que al fin todo esto tiene que acabar: la mayor de mis excusas tiene que llegar a su final... y avanzar. Hoy 10 de mayo es el día del artista plástico nacional, pero a veces me parece tan ridículo los anuncios gubernamentales, los honores y premios tan deseados por muchos, tanto que trabajan por ellos, el repetir sordo del nombre del "loco de la Guaira", que he llegado a la conclusión que es una de las fechas más contradictorias del calendario. Aún hoy, después de tanto tiempo, después de ese querer reencontrarse con la obra de Reverón a raíz de su exposición en el MOMA, pensar que siguen llamándolo "loco" me produce retorcijones de tripa, cólicos que aumentan cuando olvidan que en el arte verdadero quienes desean llamarse artistas han de entender que no es un título nobiliario, ni de "caché", ni de prestigio como suelen creer los que se llaman intelectuales, es un acto de conversión filosófica, casi místico-religiosa, es la vida misma, y de eso sabía más que nadie Armando Reverón. Como dice ese otro místico (no puedo llamarlo mago como recuerdo lo han denominado porque para mi su expresión no es parte de añejos trucos de carta ni conejos, él sabe de brujería, de sortilegios... pero esa es otra historia) que es Carlos Zerpa, en su siempre presente frase del maestro Frank Zappa:
"En el arte definitivamente hay que atreverse, hay que participar de una subversión por la libertad total"

09 mayo 2008

El erotismo como poder y dominio.

La Conquista Erótica de las Indias
El erotismo, el sexo, los tabúes y creencias se desarrollan en nuestra cultura enmarcados dentro de particulares periodos históricos. Sin civilización no puede existir el erotismo, y sin erotismo, energía sexual suprimida y alienada, no puede existir civilización. Junto a este panorama, en el siglo pasado Freud mostró al mundo la existencia, por encima delinstinto de vida, del instinto de muerte; ambos, Eros y el Tánatos habrán de coexistir en el hombre en un eterno enfrentamiento, sin decirnos al final, cuál de los dos ganará porque sus reinos son de igual poderío.
Muerte y Vida fueron hermanas durante el arribo del conquistador al impúber continente americano, aquellas tierras que se elevaron en el horizonte como el paraíso perdido y deseado, no tanto por su exótica belleza natural sino por el idilico sueño de que todo en él estaba permitido, incluso el instinto.
En La Conquista Erótica de las Indias, de Ricardo Herren, la historia cobra un matiz diferente, alejado del archiconocido estribillo educativo, caminos de mórbidas envestiduras donde el “colonizador”, esta vez no sólo de tierras sino de cuerpos, impone una nueva ley, un nuevo acto de una degenerada evolución donde la destrucción da paso a una nueva vida, al supuesto nuevo mundo.
En las estepas, el león más fuerte muestra su poder desterrando o matando al antiguo jefe y asesinando a sus cachorros, aún así sin importar lo ocurrido, las leonas servirán al nuevo rey quien pronto se apoderará de sus vientres con una descendencia propia. Como leones los españoles llegaron a este lado de la América para adueñarse de cuánto quisieron y de igual forma dejar su semilla dentro de los cuerpos de las indias. El que logre apoderarse del instinto sexual y de la lujuria podrá dominar al ser humano. El sexo es poder. Eso sí, no vale preguntarse por el amor, ese es el mayor invento civilizador de la historia.
En La Conquista Erótica... no podemos juzgar ni la moralidad española ni la indígena, acá el concepto de moral queda desechado, así como los tabúes y los dogmas sexuales. Recuerden que esto era el paraíso y como en el paraíso bíblico aún el pecado no estaba inventado.
La conquista no enfrentó solamente a Eros y a Tánatos, sino a toda la fuerza de una civilización Apolónica contra el lujurioso y tentador mundo Dionisiaco de la América descubierta, sin considerar que ambos serían muerte e inicio de un mundo nuevo. Lo curioso es que al final, y contra la herida que en estos días cierta concepción política quiere abrir, como para sacarle las últimas gotas de sangre y rencor que lleva consigo tras de 500 años de aquel día, Latinoamérica es el crisol donde convergieron para bien o para mal, lo bueno y lo malo de ambas culturas. Total, el color, el sabor y la pasión de nuestra sangre nadie no los quita.

24 abril 2008

Ojos

A tus ojos los llamo por su nombre,

cuando lo hago

saltan y menean la cola mientras me observan;

algunas veces pierden el equilibrio

estrellándose contra la hendidura de tu cuello

cual granadas abiertas…

desaparecen.

Si tengo paciencia espero su retorno,

me aburren,

siempre cuentan la misma historia

sobre la princesa que se tragó al sapo,

son insoportables,

devoran la vida a pedazos con cada palabra;

cuando ocurre quiero tomar mis tijeras,

sacarlos y meterlos en la bolsita negra que llevo conmigo,

lo evito y callo.

Ayer, pasé por tu cuerpo y no estaban,

en su lugar colgaste un letrero que decía “fuera de servicio”,

escribí una nota que metí por tu orbita derecha

donde un par de rosas azules

gritaron que te habías ido a buscar balas de plata

para meterle a tus iris

como remedio contra el recuerdo.

Quizá, hoy me digas de una vez por todas

qué haces con tanta ceguera.

28 marzo 2008

Anónimo

Hasta el día en que los fantasmas

puedan amarse en una mirada,

nos volveremos a encontrar...

22 marzo 2008

Sobre la Investigación en el arte

Cuando divisamos un encuentro irremediable con el arte, nuestra primera impresión —subjetivada— pareciera hallar respuestas a cada una de las interrogantes que fueron planteadas antes y durante el descubrimiento. Esta firme impresión constituye un beneplácito para el espíritu; pareciera, que en apenas unos segundos toda la “verdadradica en nuestra interrelación con la obra; la misma, que habremos de hacer nuestra porque la impresión nos obliga apoderarnos de ella bajo la forma del gusto. Analíticamente el término transferencia acciona cada una de nuestras respuestas, que han de requerir la presencia de un referente (las acciones pueden activarse hacia la obra misma o el autor) que se constituye, en parte, como el verdadero detonante afectivo.
No hay ingenuidad en el espectador que emite una respuesta, sea cual fuere, frente a una obra artística.
Por lo tanto, el saber científico-analítico no escapa de la admiración y el gusto hacia el objeto. Ante esta situación no ha de ser condenatoria la actitud del autor que se presenta apoyado, primeramente, en la transferencia, concepto lacaniano que nos ayuda a entender como la experiencia gozosa encontrada y experimentada ante la obra de un artista; mas, cuando se plantea la necesidad acuciosa de la investigación el gusto pasa a formar parte de los ya mencionados referentes, es decir, permanece vaporoso, casi etéreo sobre la solidez de los planteamientos. A modo de resumen: las sensaciones expuestas frente a un objeto artístico como producto de una interrelación mnemónica e instintiva y que pretende constituirse científicamente, deberá conducir correctamente todo ese potencial creador, dirigiéndolo hacia discusiones y resultados concretos.
La investigación nace, como ha de suponerse, de un gusto, a veces muy personal (en mi caso hacia lo erótico y la representación del cuerpo) por lo cual tenemos la responsabilidad de dirigir éste impulso inicial hacia el reconocimiento de significados, que en una primera instancia fueron percibidos por el instinto, y que nos permitirán objetivamente aportar nuevas interpretaciones a la obra de un artista, para finalmente, trascender a la obra misma y considerar al TODO, vida y obra del artista como un conjunto inseparable dentro de la experiencia estética.

06 marzo 2008

Ella

Hará cosa de un año que conocí a madura mujer de bondadoso carácter y acomodada posición. Su esposo había muerto tras una dolorosa y prolongada enfermedad; mientras, sus tres hijos, ya hombres y mujeres profesionales y con hogares establecidos, pocas veces la visitaban ante el hecho de vivir en ciudades diferentes. Ante este panorama, podrán ustedes imaginar que a esta señora sólo la costumbre y la soledad la acompañaban.

A pesar de sus casi 60 años, los mismos que ella gustaba recalcar insistiendo que le quedaban menos de cinco de existencia, no podría decir que esta mujer era vieja. A pesar de su obstinación por los deberes de un estancado hogar ejemplar, su cuerpo jamás se dejó marchitar por la cocina y los años; todo lo contrario, era admirable ver como se complementaba la lozanía y suavidad de su piel con la profundidad de sus grandes ojos negros que hacían de ella una hermosa y exótica mujer de elegante y cautivador porte.

Contrastando con aquella agraciada imagen se encontraban los interminables días de esta mujer. Uno y otro se apretujaba en el calendario sin ofrecer sorpresa alguna. Los días de baile y alegría de juventud, cedieron ante un imprevisto matrimonio, la llegada de los hijos, después, los nietos, y ahora, a la extraña sensación de viudez que tanto pesaba; pero no por un marido, sino por el luto que queda al llorar la muerte de su propia vida. Sólo quedaban los recuerdos, y el sabor amargo de aquellos años que regresaban cuando por las tardes observaba el horizonte a través de la ventana más alta de su casa mientras escuchaba una y otra vez un disco de La Lupe que su mejor amiga le había regalado varios años atrás. Quizá fue aquel hechizo musical que no le permitió ver el auto estacionado frente a su casa; sólo el escuchar el grito de su nombre pudo sacarla de aquel extraño trance. La visitante no era otra que la hija mayor de su comadre y amiga, quien ante la última voluntad de su madre había viajado largamente para entregar un regalo a aquella mujer. Al verla, una lágrima descendió por su mejilla, mientras que una alegría dormida la impulsaba a bajar corriendo las escaleras mientras repetía el nombre de su compañera.

Un abrazo fuerte y eterno confirmó el inesperado encuentro. El saber que aquel regalo no era otra cosa que las tarjetas, cartas y juguetes que compartieron durante su juventud, hizo que el hueco que le colgaba en el pecho se extendiera a todo su cuerpo.

Aquella tarde, ambas mujeres la pasaron hablando de historias y recuerdos. Al parecer, y sin importar la diferencia de edad, la vida las había unido con felicidades, dolores, pérdidas y nostalgias; las mismas habían desfilado delante de sus ojos hasta ocupar parte de la noche. Por el arribo de las horas y ha sabiendas que en un hotel no estaría tan cómoda como en su casa, decidió invitar a la joven para que se quedara a dormir. Antes prepararían juntas una espléndida cena, la cual al ser puesta le reveló que por primera vez en diez años dos platos ocupaban un lugar en aquella amplia mesa.

Las largas horas de recuerdos sólo trajeron consigo la confirmación de lo grande y sola que se le hacía aquella casa. Por mucho tiempo había evitado enfrentar la sentencia de que su felicidad estaba forjada en el bienestar de otros, esos quienes ahora la llenaban de tristeza. Sólo el llanto parecía distraerla del dolor, quería que la noche trajera consigo la muerte, esta vez no sentida con miedo sino como la ansiosa salida a tanto vacío.

La joven quien tardaba en dormirse había escuchado cada uno de sus suspiros y decidió levantarse para ver qué ocurría. Al entrar a la habitación encontró la fragilidad y nostalgia hecha mujer. Se sentó a su lado, la abrazó fuertemente y con sus manos limpió aquel hermoso rostro empapado. Ambas sonrieron ante la suerte compartida y manteniendo aquel abrazo se acostaron juntas sin decir palabra alguna. Había pasado mucho tiempo desde que sintió otro cuerpo junto al suyo. Ver a aquella joven le recordó cuando era la madre de esta, siendo ambas unas niñas, se metía miedosa en su la cama en las noches frías de colegio. Ante el recuerdo empezó a acariciar los cabellos de la chica mientras sentía como ella hundía su nariz en su pecho para olerlo. Unos labios cálidos se posaron en los suyos. Ante la sorpresa del beso llegaron nuevas nostalgias olvidadas. Ambas mujeres se sintieron crecer bajo las sabanas, mientras la piel dormida se despertaba ante las caricias nuevas. Un silencio casi etéreo entró por la ventana, ya nada quedaba de aquella servidumbre que era el recuerdo.

03 marzo 2008

Mi primer post

Bueno, para no olvidar lo que escribo, acá les dejo el primer post de este blog. Valga el ejercicio mnemonímico para tratar nuevamente el tema en días posteriores:
De la erótica verbal y la poética corporal
"la relación entre erotismo y poesía es tal que puede decirse, sin afectación, que el primero es poética corporal y la segunda es una erótica verbal" Octavio Paz (La Llama Doble)
Hablar de erotismo requiere de una profunda sacralización de las palabras. Un proceso íntimamente vinculado con la poesía y la forma en que esta erotiza el mundo circundante del escritor. No se habla del erotismo sin sentirlo. Y he aquí que el discurso de los erotómanos parece gestarse en los campos de la ilusión; el mismo, en donde han de habitar los incrédulos, locos, soñadores y demás "estúpidos" que se atreven a sentir. Y es que elevar la bandera del loco erótico requiere de una profunda conversión religiosa. Sólo la osada fe del creyente podrá vivir, describir, sentir, conocer, explicar y enseñar el cómo se puede sacralizar el cuerpo del otro y el propio, y poder vivir "para contarlo". Georges Bataille nos recuerda lo cercano que está el libertino del asceta (entiéndase que cuando hablamos de libertino nos hemos de referir al amante, es decir, aquel que ama y quien disfruta del placer sin reservas o culpas morales). Ambos se alimentan del mismo árbol del sexo; aunque con algunas diferencias. Mientras el asceta místico conduce su búsqueda a la unión con Dios o cualquier otro nombre con que se designe a la Divinidad, el libertino busca unirse al cálido cuerpo de su amante. Ambos parecen perseguir a un estado de éxtasis primigenio donde confluye TODA la verdad y razón del universo. Segundos donde el yo se desvanece y florece la unión perfecta. El instante del orgasmo es cuando en apenas unos segundo rozamos la mano de Dios. Lo que para el meditante se muestra por mayor tiempo y después de una incansable contemplación, para los amantes es posible encontrarlos en apenas unos segundos de unión erótica. Y he aquí que vivir desde el Eros, por el placer y para el placer, requiere que esta "religión" halle en la poesía su palabra. El poeta es el verdadero profeta del cuerpo, tocado por la "divinidad" porque todo acto creador implica un ejercicio divino. Ambos, el erotismo y la poesía, acuden a la imaginación como infinita fuente de placer, un placer que no se limita a los sentidos, un placer que va más allá del mero intercambio corporal. Cuando la imaginación actúa nace el arte, y el erotismo es un arte para la vida misma. Gracias a la imaginación las palabras cobran vida, tienen sentido y decimos que "nos llegan al corazón". La imaginación es la encargada de transformar el acto sexual en rito, ceremonia, religión. Gracias a ella superamos el instinto (ligado directamente a la reproducción pero de eso hablaremos en otra oportunidad) y lo convierte en erotismo. Por lo que podemos concluir que poesía y erotismo son uno de los actos "más humanos" que puedan existir, los más cercanos al hombre racional, y que dan cuenta de las posibilidades infinitas de la búsqueda del placer. En una oportunidad una amiga me comentaba, mientras leíamos un libro (o veíamos una película no recuerdo muy bien) que "esto es un momento orgásmico" y tenía toda la razón del mundo. Cuando podemos experimentar la intensidad del placer y transportarlo a una forma de vida, donde hasta el dolor puede ser gratificante, vives con menos hostilidades en el pensamiento, el alma y en el encuentro con el otro. Por ello, y aunque suene osado de mi parte, habré de confiar en quién lee a Paz, Sor Juana, Baudeliere, Girondo, Benedetti o Bataille, porque sé que jamás podrás pasar inadvertido ante sus escritos, y por lo menos, sé que eres capaz de sentir y de pensar. El resto me lo dirá el vaso de grappa, de ron o tequila que nos bebamos en el bar