06 agosto 2010

Script o el masoquista cinematográfico

WilsonPlushbr8inchGrumpsterEdition_large_image1_9848

Términos como armonía, ritmo, movimiento o silencios, podrían adjudicarse exclusivamente al mundo musical; mas, para nuestra fortuna, pertenecen a la universalidad del hombre como parte del latir interno de su existencia y cuya manifestación, más próxima y tangible, es la creación: el arte. Como si fuera una sinfonía, la creación necesita individuos que sepan (re)conocer la constitución interna de una obra, cuál es su lenguaje, cuáles son las herramientas adecuadas para su máxima expresión y provecho; alguien que sepa mantener el silencio o denunciar el ruido, ser memoria y testigo de lo que, algunas veces sin ser obra propia, pertenece a la unidad expresiva de un hombre o varios; y en el campo de la cinematografía ese papel está reservado al Script.

Script, personaje peculiar asociado tradicionalmente a la “minuciosidad” femenina. Encargado de mantener la “objetividad” visual e interna de la creación cinematográfica. Piedra en el zapato de la improvisación y la falta de memoria. Cuaderno de notas humano a quien se acude ante, durante y después de un rodaje. En fin, aquel o aquella que se transforma en conector a tierra mientras el director, camarógrafo, director de fotografía, actores y/o cualquier otro “artista” hecha a volar la imaginación.

El script sabe de todo y todos saben que él sabe, por ello le adjudican características como: temple, carácter, buena memoria, bonita letra y, aunque no se dice a viva voz, paranoia. Posiblemente sea el más estresado y autocrítico de quienes laboran en una grabación pero quien al final puede respirar en paz cuando su trabajo casi roza en lo perfecto… y ¿aún me preguntas porqué quiero ser script?.

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